Ya aporrean los niños nuestras puertas pidiendo caramelos, ya se ve gente por las calles disfrazados, ya se ven calabazas por las casas. En definitiva, ya está aquí la fiesta de Haloween. Fiesta que por otra parte no es de aquí, pero como a los españoles nos gusta tanto apuntarnos a todo lo que huela a juerga, pos allí que vamos.
Se trata de una celebración que tiene su origen en la festividad Celta de Samhain y en la festividad cristiana de todos los santos. A pesar de esto se considera una celebración secular aunque su trasfondo diga todo lo contrario. Es originaria de Estados Unidos y empezó a celebrase en 1921, fecha en la que se celebró el primer desfile en Minnesota, para pasar poco a poco a extenderse al resto de estados. La internacionalización de Haloween se produjo a finales de los 70 y principios de los 80 gracias sobre todo al cine y a las series de televisión. Es de recibo destacar la película La Noche de Haloween de Jhon Carpenter, conocida como la gran película de serie B del cine de terror, y referencia para todo lo relacionado con esta fiesta.
Este género cinematográfico se ha convertido en la base de la celebración. La gente se suele reunir en sus casas ataviados con los disfraces más funestos posibles para disfrutar con alguna película de terror. La consigna parece estar clara cuanto más miedo se pase mejor, eso sí con el riesgo siempre presente de que algún gracioso llame a la puerta de madrugada y se dispare el pánico entre los presentes.
David Agudo Prieto
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